El artículo de Bindseil y Schaaf argumenta que Bitcoin ha transitado de ser una propuesta de efectivo electrónico peer-to-peer a un activo especulativo que favorece a los primeros adoptantes. Según los autores, el incremento del valor de Bitcoin no genera un aumento en la productividad económica y tiene efectos redistributivos negativos. Estos efectos implican que las ganancias de los primeros adoptantes se logran a expensas de los últimos en invertir y de los no participantes, lo que genera desigualdad económica y tensiones sociales.
Los autores también analizan el impacto macroeconómico de Bitcoin, señalando que su falta de valor intrínseco y productividad convierte su valorización en un juego de suma cero. Proponen que estas dinámicas podrían justificar regulaciones estrictas, incluida la prohibición de Bitcoin, para prevenir daños sociales relacionados con el crecimiento especulativo y la desigualdad que fomenta.
El analista de Bitcoin Tuur Demeester calificó este artículo como una “verdadera declaración de guerra.”
Son trabajadores del Banco Central Europeo (BCE).
“Es un último suspiro inducido artificialmente antes del camino a la irrelevancia.”
— Bitcoin’s Last Stand (30 noviembre 2022)